Con este título se cerraba la XL
temporada de Ópera en Mahón, con el regreso a nuestro Teatro de una de las
grandes y más populares obras de Verdi.
A pesar del “desprecio” en parte
de las nuevas generaciones de melómanos, hacía este tipo de obras,
calificandolas de “populares” o “clásicas”, lo único que dejo claro de nuevo
esta celebre pieza es que, por un lado estos títulos llenan los Teatros y por
otro lado que no son tan faciles de montar y cantar como se presume, más bién
todo lo contrario, en una época (como ya he apuntado en otras entradas en este
blog) en que la crisis de voces es evidente (mucho más si de voces verdianas se
trata), en que se imponen cada vez más los criterios “estéticos” y de escena,
es una hazaña y una “osadía” presentar estos títulos.
Es difícil para los aficionados
como yo, acudir al teatro a ver esta Ópera y poder “olvidar” o “hacer borrón en
la memoria” de las versiones históricas que perduran en la mente, los Manricos
de Lauri-Volpi, Corelli, Bergonzi o Bonisolli, los Conte di Luna de Bastianini
o Cappuccilli, las Leonoras de Callas, Stella y las Azucenas de Simionatos,
Cossotto..etc. Por eso es fácil caer en el desanimo o desilusión cuando acaba
la función, pero es precisamente cuando pasan unos días cuando más valoras lo
que has visto, y aún ensalzas más lo que se cantaba hace unas décadas.
El elenco que nos ofrecían en
Mahón, era muy prometedor, encabezado por el tenor Fabio Armiliato, quién a
falta de dos semanas y por motivos de salud, se vio obligado a cancelar su
presencia en nuestra isla. Las rápida gestiones por parte de nuestra Asociación
de Amigos de la Ópera, consiguió sustituirle y por un nombre de igual o mayor
envergadura en el panorama mundial, el también Italiano, Walter Fraccaro, la
soprano Julianna di Giacomo, la mezzo Irina Mishura, el barítono Alberto Gazale
y el bajo Stefano Palatchi, junto a los comprimarios María Camps, Kostiantyn
Andreiev, Ricado Bosch y Quim Alzina, acompañados de nuestro Coro de los Amigos
de la Ópera de Mahón y la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares, bajo la
dirección del Maestro, Roberto Rizzi Brignoli.
Como ya he comentado Il Trovatore
es exigente al máximo con cada uno de los personajes en el aspecto vocal y
también con los músicos, tiene una fuerza y una viveza a la que Verdi nos tiene
acostumbrados, pero en el caso que nos ocupa, si cabe, un grado por encima. El
argumento es de los mas “inverosímiles” de las Óperas del Maestro, pero esa
falta de “coherencia” o “credibilidad”, es suplida y olvidada por la fuerza de
la música y de los personajes.
Manrico se podría decir que es el
“tenor de fuerza” por excelencia, es precisa una voz poderosa pero a su vez
modelada y con línea de canto impecable. Fraccaro, desde su primera
intervención desde el interno, “Desserto sulla terra”, demostró que su voz era
poderosa, y ya en el terceto que cierra el primer acto, como durante el segundo
en los dúos con la Mezzo, se impuso con coraje. Al llegar la segunda escena del
III Acto, que en este caso es la piedra de toque que Verdi ponía en la mayoría
de obras al tenor, la preciosa aría “Ah si ben mio…” seguida de la famosa
cabaletta “Di quella pira”, Fraccaro paso por el aría de forma un tanto
acelerada y sin matizar ni “cantar” todos los detalles de la misma, al llegar a
la cabaletta, la ataco con fuerza y la coronó con el agudo final (no el Do ,
sino que bajada de tono). En el segundo cuadro del último acto, estuvo bravo y
brillante en sus dúos, con la Mezzo y la Soprano. Al final de la representación
logro grandes aplausos por parte del público.
Leonora, en este caso Di Giacomo,
logro una interpretación muy completa, metiéndose en el personaje enamorado y
torturado (emocionalmente), estuvo esplendida en sus arias y en el último acto
(que es completa su presencia) en un altísimo nivel. La gente en las dos
funciones la premió con fuertes ovaciones y salvas de vítores.
Il Conte di Luna, como siempre
los barítonos de Verdi, es un personaje vocalmente impresionante y con unos
matices preciosos, pues la verdad es que Gazale, no estuvo nunca en esos
términos, fue a remolque del personaje, de la música…etc. Su voz no supo
acometer las difíciles partes que el maestro reserva a este personaje. Sólo
cumplió en partes muy pequeñas de la obra, incluso me atrevo a decir que escénicamente
se encontró incomodo.
Azucena, encarnada por la mezzo,
Mishura, es un personaje dramático…atormentado, el hilo conductor de toda esta
obra de desgracias, en el segundo acto… desplego todo su potencial vocal y escénico,
logrando una muy convincente actuación, en el cuarto acto, dura y dramática de
nuevo. Grandes sensaciones, supongo que dentro de unos años cuando su parte
grave se agrande puede bordar este rol, como pocas lo han hecho.
Ferrando, el gran bajo Palatchi, estuvo espléndido, es un lujo tener una voz como la suya para un rol tan corto, pero a la vez exigente, en el inicio de la obra demostro su aplomo y tecnica. Bravo Stefano!.
Mención especial, para las
aportaciones de María Camps, Kostiantyn Andreiev, Ricardo Bosch i Quim Alzina.
Estuvieron acertados en sus cortas intervenciones, orgullo especial por tres de
ellos que son de la isla.
Que palabras decir del coro,
aficionado, que trabaja durante meses para poder afrontar estas dos veladas (a
veces tres), y que dedica horas y horas para que se pueda obtener un resultado
de altísima calidad. Esta obra es difícil, bien es conocida la dificultad de
Verdi con los coros, y ellos lo superaron a un gran nivel, en todas las
intervenciones. Enhorabuena.
El Maestro Rizzi Brignoli, logró
que la parte de la Orquesta Sinfónica que vino (es conocido que por dimensiones
de nuestro foso no cabe la orquesta al completo) sonara de forma contundente y
armoniosa, sacando toda la fuerza que la partitura exige. Un afectuoso Bravo! para
el Maestro y para toda la Orquesta.
La escenografía cedida, por los
Amics de l’Òpera de Sabadell, clásica y correcta, aprovechando nuestro espacio
escénico.
En general dos veladas,
completas, aún con algunos peros en los aspectos vocales de algunos de los
personajes principales, pero como he dicho al principio, es casi imposible hoy
en día que estas obras sean completas.