Otro año más (es el séptimo) se ofrece en el pueblo de Sant Lluís una velada lírica, este año la propuesta era nueva, diferente y atractiva. La ópera L’elisir d’amore del maestro Donizetti, no se puede decir que en versión concierto, pues no se ofreció completa (al no haber coro) y acompañados por piano, a su vez con las explicaciones de un “narrador”, que iba comentando la historia entre pieza y pieza. Los cantantes a su vez tenían libertad de movimientos para ir “escenificando” parte de la acción.
La verdad que la gran baza de esta velada, eran los solistas, de un nivel altísimo y con el orgullo de poder decir que 3 de los 4 protagonistas eran españoles.
En el rol de Nemorino, el tenor canario Celso Albelo, que lleva unos años actuando asiduamente en nuestra isla y en esta velada concretamente, y que su carrera ha experimentado un ascenso espectacular. Ha actuado en los principales escenarios y tiene una voz poderosa y una gracia escénica impresionante. Estuvo esplendido, suelto y vocalmente muy acertado, increíble su interpretación de la famosísima aría “Una furtiva lacrima”, que ejecuto con una clase y fraseo bellísimos.
Como Adina, la gran soprano Mariola Cantarero (los que sigan este blog, saben que mi admiración por esta cantante es alta, precisamente por esto cada actuación creo que no me va a sorprender, pero ella lo logra), estuvo grandiosa…bravísima, en el aspecto vocal sigue teniendo una capacidad casi inhumana para hacer lo que quiere, sobre todo en la parte “piano” y unos filados, increíbles. El aria final, en la que reconoce su amor por Nemorino, logro una ovación inacabable por parte del público.
Como el embaucador Dulcamara, nuestro Simón Orfila, en un rol en el que no solo se puede lucir, gracias a su portentosa voz, sino que también puede disfrutar escénicamente. Es la tercera ocasión en la que le veo este rol, en los últimos 9 años y la verdad que lo ha ido evolucionando y ayer nos dio una noche magnifica. En su aria de entrada “udite..udite” logro meterse al público en el bolsillo, como también en los dúos con Celso y Mariola. Increíble y divertido. Vocalmente generoso y perfecto.
Como el sargento Belcore, el barítono Roberto De Candia, estuvo a la altura de sus compañeros, su voz tiene un fuerte aplomo y una zona alta muy impactante. Preciosa su aria inicial, y divertidísimo en el dúo con Nemorino. Logro grandes aplausos por parte del público.
Como Giannetta, la soprano menorquina María Camps, estuvo muy bien (como nos tiene acostumbrados) y redondeo este gran reparto.
Al piano y acompañando esta bella partitura, el maestro, Juan Francisco Parra. Que supo lidiar con este “invento” y estuvo perfecto adaptándose a lo que en cada momento se necesitaba en el escenario.
Una velada, como he dicho, diferente y curiosa. La gente que acudió en gran número salió muy satisfecha, y los solistas dejaron claro que ellos también se habían divertido.
Ahora a esperar el viernes próximo, donde esta la ineludible cita anual con el concierto que organiza Simón Orfila en su pueblo. Viendo estas cosas, uno se da cuenta del lujo lírico que podemos disfrutar en nuestra pequeña isla.