martes, 6 de diciembre de 2011

Il Trovatore – Diciembre 2011



Con este título se cerraba la XL temporada de Ópera en Mahón, con el regreso a nuestro Teatro de una de las grandes y más populares obras de Verdi.

A pesar del “desprecio” en parte de las nuevas generaciones de melómanos, hacía este tipo de obras, calificandolas de “populares” o “clásicas”, lo único que dejo claro de nuevo esta celebre pieza es que, por un lado estos títulos llenan los Teatros y por otro lado que no son tan faciles de montar y cantar como se presume, más bién todo lo contrario, en una época (como ya he apuntado en otras entradas en este blog) en que la crisis de voces es evidente (mucho más si de voces verdianas se trata), en que se imponen cada vez más los criterios “estéticos” y de escena, es una hazaña y una “osadía” presentar estos títulos.

Es difícil para los aficionados como yo, acudir al teatro a ver esta Ópera y poder “olvidar” o “hacer borrón en la memoria” de las versiones históricas que perduran en la mente, los Manricos de Lauri-Volpi, Corelli, Bergonzi o Bonisolli, los Conte di Luna de Bastianini o Cappuccilli, las Leonoras de Callas, Stella y las Azucenas de Simionatos, Cossotto..etc. Por eso es fácil caer en el desanimo o desilusión cuando acaba la función, pero es precisamente cuando pasan unos días cuando más valoras lo que has visto, y aún ensalzas más lo que se cantaba hace unas décadas.

El elenco que nos ofrecían en Mahón, era muy prometedor, encabezado por el tenor Fabio Armiliato, quién a falta de dos semanas y por motivos de salud, se vio obligado a cancelar su presencia en nuestra isla. Las rápida gestiones por parte de nuestra Asociación de Amigos de la Ópera, consiguió sustituirle y por un nombre de igual o mayor envergadura en el panorama mundial, el también Italiano, Walter Fraccaro, la soprano Julianna di Giacomo, la mezzo Irina Mishura, el barítono Alberto Gazale y el bajo Stefano Palatchi, junto a los comprimarios María Camps, Kostiantyn Andreiev, Ricado Bosch y Quim Alzina, acompañados de nuestro Coro de los Amigos de la Ópera de Mahón y la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares, bajo la dirección del Maestro, Roberto Rizzi Brignoli.

Como ya he comentado Il Trovatore es exigente al máximo con cada uno de los personajes en el aspecto vocal y también con los músicos, tiene una fuerza y una viveza a la que Verdi nos tiene acostumbrados, pero en el caso que nos ocupa, si cabe, un grado por encima. El argumento es de los mas “inverosímiles” de las Óperas del Maestro, pero esa falta de “coherencia” o “credibilidad”, es suplida y olvidada por la fuerza de la música y de los personajes.

Manrico se podría decir que es el “tenor de fuerza” por excelencia, es precisa una voz poderosa pero a su vez modelada y con línea de canto impecable. Fraccaro, desde su primera intervención desde el interno, “Desserto sulla terra”, demostró que su voz era poderosa, y ya en el terceto que cierra el primer acto, como durante el segundo en los dúos con la Mezzo, se impuso con coraje. Al llegar la segunda escena del III Acto, que en este caso es la piedra de toque que Verdi ponía en la mayoría de obras al tenor, la preciosa aría “Ah si ben mio…” seguida de la famosa cabaletta “Di quella pira”, Fraccaro paso por el aría de forma un tanto acelerada y sin matizar ni “cantar” todos los detalles de la misma, al llegar a la cabaletta, la ataco con fuerza y la coronó con el agudo final (no el Do , sino que bajada de tono). En el segundo cuadro del último acto, estuvo bravo y brillante en sus dúos, con la Mezzo y la Soprano. Al final de la representación logro grandes aplausos por parte del público.

Leonora, en este caso Di Giacomo, logro una interpretación muy completa, metiéndose en el personaje enamorado y torturado (emocionalmente), estuvo esplendida en sus arias y en el último acto (que es completa su presencia) en un altísimo nivel. La gente en las dos funciones la premió con fuertes ovaciones y salvas de vítores.

Il Conte di Luna, como siempre los barítonos de Verdi, es un personaje vocalmente impresionante y con unos matices preciosos, pues la verdad es que Gazale, no estuvo nunca en esos términos, fue a remolque del personaje, de la música…etc. Su voz no supo acometer las difíciles partes que el maestro reserva a este personaje. Sólo cumplió en partes muy pequeñas de la obra, incluso me atrevo a decir que escénicamente se encontró incomodo.

Azucena, encarnada por la mezzo, Mishura, es un personaje dramático…atormentado, el hilo conductor de toda esta obra de desgracias, en el segundo acto… desplego todo su potencial vocal y escénico, logrando una muy convincente actuación, en el cuarto acto, dura y dramática de nuevo. Grandes sensaciones, supongo que dentro de unos años cuando su parte grave se agrande puede bordar este rol, como pocas lo han hecho.

Ferrando, el gran bajo Palatchi, estuvo espléndido, es un lujo tener una voz como la suya para un rol tan corto, pero a la vez exigente, en el inicio de la obra demostro su aplomo y tecnica. Bravo Stefano!.


Mención especial, para las aportaciones de María Camps, Kostiantyn Andreiev, Ricardo Bosch i Quim Alzina. Estuvieron acertados en sus cortas intervenciones, orgullo especial por tres de ellos que son de la isla.

Que palabras decir del coro, aficionado, que trabaja durante meses para poder afrontar estas dos veladas (a veces tres), y que dedica horas y horas para que se pueda obtener un resultado de altísima calidad. Esta obra es difícil, bien es conocida la dificultad de Verdi con los coros, y ellos lo superaron a un gran nivel, en todas las intervenciones. Enhorabuena.

El Maestro Rizzi Brignoli, logró que la parte de la Orquesta Sinfónica que vino (es conocido que por dimensiones de nuestro foso no cabe la orquesta al completo) sonara de forma contundente y armoniosa, sacando toda la fuerza que la partitura exige. Un afectuoso Bravo! para el Maestro y para toda la Orquesta.

La escenografía cedida, por los Amics de l’Òpera de Sabadell, clásica y correcta, aprovechando nuestro espacio escénico.

En general dos veladas, completas, aún con algunos peros en los aspectos vocales de algunos de los personajes principales, pero como he dicho al principio, es casi imposible hoy en día que estas obras sean completas.

sábado, 30 de julio de 2011

Una nit amb L’elisir (29/07/11)







Otro año más (es el séptimo) se ofrece en el pueblo de Sant Lluís una velada lírica, este año la propuesta era nueva, diferente y atractiva. La ópera L’elisir d’amore del maestro Donizetti, no se puede decir que en versión concierto, pues no se ofreció completa (al no haber coro) y acompañados por piano, a su vez con las explicaciones de un “narrador”, que iba comentando la historia entre pieza y pieza. Los cantantes a su vez tenían libertad de movimientos para ir “escenificando” parte de la acción.

La verdad que la gran baza de esta velada, eran los solistas, de un nivel altísimo y con el orgullo de poder decir que 3 de los 4 protagonistas eran españoles.




En el rol de Nemorino, el tenor canario Celso Albelo, que lleva unos años actuando asiduamente en nuestra isla y en esta velada concretamente, y que su carrera ha experimentado un ascenso espectacular. Ha actuado en los principales escenarios y tiene una voz poderosa y una gracia escénica impresionante. Estuvo esplendido, suelto y vocalmente muy acertado, increíble su interpretación de la famosísima aría “Una furtiva lacrima”, que ejecuto con una clase y fraseo bellísimos.


Como Adina, la gran soprano Mariola Cantarero (los que sigan este blog, saben que mi admiración por esta cantante es alta, precisamente por esto cada actuación creo que no me va a sorprender, pero ella lo logra), estuvo grandiosa…bravísima, en el aspecto vocal sigue teniendo una capacidad casi inhumana para hacer lo que quiere, sobre todo en la parte “piano” y unos filados, increíbles. El aria final, en la que reconoce su amor por Nemorino, logro una ovación inacabable por parte del público.



Como el embaucador Dulcamara, nuestro Simón Orfila, en un rol en el que no solo se puede lucir, gracias a su portentosa voz, sino que también puede disfrutar escénicamente. Es la tercera ocasión en la que le veo este rol, en los últimos 9 años y la verdad que lo ha ido evolucionando y ayer nos dio una noche magnifica. En su aria de entrada “udite..udite” logro meterse al público en el bolsillo, como también en los dúos con Celso y Mariola. Increíble y divertido. Vocalmente generoso y perfecto.


Como el sargento Belcore, el barítono Roberto De Candia, estuvo a la altura de sus compañeros, su voz tiene un fuerte aplomo y una zona alta muy impactante. Preciosa su aria inicial, y divertidísimo en el dúo con Nemorino. Logro grandes aplausos por parte del público.


Como Giannetta, la soprano menorquina María Camps, estuvo muy bien (como nos tiene acostumbrados) y redondeo este gran reparto.

Al piano y acompañando esta bella partitura, el maestro, Juan Francisco Parra. Que supo lidiar con este “invento” y estuvo perfecto adaptándose a lo que en cada momento se necesitaba en el escenario.


Una velada, como he dicho, diferente y curiosa. La gente que acudió en gran número salió muy satisfecha, y los solistas dejaron claro que ellos también se habían divertido.


Ahora a esperar el viernes próximo, donde esta la ineludible cita anual con el concierto que organiza Simón Orfila en su pueblo. Viendo estas cosas, uno se da cuenta del lujo lírico que podemos disfrutar en nuestra pequeña isla.

sábado, 5 de marzo de 2011

Anna Bolena – Liceu 27/02/11




Cuando comencé a plantear el viaje a finales del verano pasado, no dudé en ningún momento que mi ilusión era ver a Edita Gruberova en uno de los papeles que más fama le ha dado, pero a su vez el cast “alternativo” ofrecía aspectos muy llamativos, la Devia, Zapata como Percy y por supuesto Orfila como Enrico VIII. Debido a esas “maravillas” de la gestión de teatros, resultó que no coincidían en el espacio tiempo ambos repartos, por lo que tuve que hacer otra escapada (en este caso ni de 24h a Barcelona) para poder ver esta representación.






A falta de poco más de un mes, se anunció que Devia no participaría en las funciones asignadas, primera desilusión. A pocos días del comienzo de las representaciones, Zapata canceló su participación (“por problemas personales”). No negaré que llegue a arrepentirme de tener que ir, suerte que me quedaba Simón Orfila, al que me hacía mucha ilusión ver es un rol, que después de haberlo visto en la otra velada a Colombara, creía que podría lucirse, tanto vocal como escénicamente.




Lo primero que quiero destacar, es la curiosidad que me produce como puede cambiar tanto una ópera, con diferentes cantantes. Hay que tener en cuenta que salvo los solistas (secundarios incluidos) todo era lo mismo, escenografía, orquesta, director…etc. El enfoque que se tiene de esta representación es más global, los personajes se equilibran entre ellos y logran un dinamismo en toda la velada. Y si intento comparar ambas funciones, no es que una sea mejor que la otra, es que son muy diferentes y las dos tienen cosas muy buenas.





En el rol principal, la Reina, la soprano María Pia Piscitelli, es inevitable en la cabeza (y habiendo solo pasado 3 semanas) las comparaciones con Gruberova y al principio, es como si se echara en falta algo en el personaje, pero a medida que pasa la representación te das cuenta de que logra enganchar y en la parte final de la ópera (un verdadero “tour de force” para ella) logró una excelente actuación. Vocalmente muy completa, bella voz y fraseo, y en escena imponiendo su “status”.






Como Lord Percy (ya lo hizo en la función de estreno por la cancelación de Bros), Gregory Kunde, tenor Norteamericano, solvente y “veterano” (hoy en día que un tenor tenga más de 50 años es un éxito, pues pocos llegan a esa edad cantando y en tan buenas condiciones), con su voz entregada y poderosa, se metió al público en el bolsillo, otro caso parecido al de la soprano, en sí es muy diferente su interpretación a la de Bros. Logrando al final de la representación una gran ovación por parte del teatro. Me llamó la atención la fuerza y descaro con el que cantaba, cosa muy extraña hoy en día en que parece que todos los cantantes, tenores en especial, van con el freno de mano echado.




Como Enrico VIII (Rey despiadado y muy caprichoso en temas de “faldas”), Simón Orfila, logró un personaje crudo y a la vez atormentado, vocalmente espléndido y desatado, erigiéndose en el personaje alrededor del que todos los demás giran y viven. Recordar que en el otro reparto, Orfila, asumía el rol de Lord Rochefort (excepto en dos representaciones en sustitución de Colombara). El público del Liceu le premió con grandes ovaciones, y demostró una vez más que hay un “idilio” entre el teatro y el cantante menorquín, no en vano son ya 12 temporadas consecutivas en las que participa en el Liceu.









Giovanna Seymour, en esta ocasión, la Mezzo Sonia Ganassi quien estuvo impresionante, en un rol que tiene muchas vertientes (por un lado el amor que siente por el Rey y por el otro la amistad que la une con la Reina), vocalmente completa y con voz poderosa, cuajó una buena noche y así el público se lo reconoció.





Destacar la labor de Marc Pujol como Lord Rochefort, especial mención para Marina Rodríguez-Cusí en el rol de Smeton y buena participación de Jon Plazaola como Sir Hervey. Una vez más gran actuación tanto del coro del Teatro como de la Orquesta, bajo la batuta del maestro Andriy Yurkevych.




Como comenzaba diciendo y explicando, es como si hubiera visto dos óperas con el mismo título y argumento, pero con matices muy diferentes y aspectos vocales separados. La pregunta con cual me quedo, después de pensarlo varios días, la respuesta: con las dos. Ha sido un placer asistir en tan corto espacio de tiempo a un lugar tan importante como el Gran Teatre del Liceu, siempre es un lujo pisar un recinto con esa solera e historia, poder encontrar amigos y conocidos y respirar ese ambiente de ópera. Como anécdota indicar que el mes que viene se cumplen 20 años de que asistí por primera vez a una ópera, ya haré una entrada explicando mis sensaciones una vez transcurrido este simbólico espacio de tiempo.


La próxima cita con la ópera escenificada será en Junio en nuestro Teatro Principal con Il barbiere di Siviglia.

lunes, 7 de febrero de 2011

Anna Bolena (Edita Gruberova) Liceu 04/02/11

















Empezare mi comentario por el final, suena la última nota de la obra de Donizetti y cae el telón del Gran Teatre del Liceu, el público estalla en una ovación estruendosa con salvas de “brava” y “bravísima”, el autor quiso que los últimos minutos de su obra fueran un prueba (a la vez que trampa, por su dificultad) para la soprano, que es la protagonista de la ópera y da nombre a la misma. El público sigue aplaudiendo y braveando…se entreabre el telón y aparece Edita Gruberova, la locura entre el público es tremenda (yo como el que más), ella agradece con gestos las muestras de admiración y cariño de la gente. Después es el momento de salir a saludar todos los que han hecho posible la obra, uno a uno, recibiendo sus respectivas ovaciones, para acabar en varias tandas saludando todos juntos. Cuando de nuevo cae el telón, después de lo que aparentemente es la última tanda de saludos/aplausos, una parte del público sigue aplaudiendo y se empiezan a oír gritos con el nombre “Edita!!!”, después de unos momentos, se entreabre de nuevo el telón y aparece ella…locura de nuevo, esta escena se repite por 5 o 6 veces (perdí la cuenta…no habría sido capaz de llevar cuentas en esos momentos), y ella sigue saliendo y agradeciendo a los que quedamos en el teatro (mucha gente de los pisos superiores, han ido bajando así como mucha gente se ha ido colocando de pie en la parte frontal del foso de la Orquesta (para tener más proximidad con ella), se le aplaudía y agradecía no solo esa Anna Bolena, no solo esa noche de gloría…sino también toda una carrera (más de 40 años), estábamos delante una leyenda viva de la ópera.






La verdad que esperaba esta Anna Bolena desde hacía casi un año, el poder ver en vivo y en directo a la que sin duda es una de las pocas (por no decir la última) divas (en el buen sentido de la palabra) de la actualidad, Edita Gruberova (Bratislava 1946), debutó con sólo 22 años y lleva 42 años de carrera, cosechando éxitos y admiradores en todo el mundo. Visto y oído lo del viernes pasado, no me extraña en absoluto. Siempre ha mantenido un vínculo especial con el Liceu, donde es idolatrada y ella a su vez corresponde regalando a su público con veladas maravillosas.

El reparto que dispuso el Liceu, era de Gala, como he dicho en el rol principal Edita Gruberova, que estuvo inmensa e insuperable, hay quien dice que los años que han pasado se notan…pero yo digo: “quien tuvo, retuvo”, y hoy en día es imposible encontrar algo que siquiera se pueda comparar a esta cantante, destacar la parte final de la obra, en la que canta toda la aria tumbada en una escalera (con la dificultad que conlleva para la correcta emisión), también el impresionante dúo con Seymour, y toda su noche en general, así como su “presencia” en el escenario. Como Giovanna Seymour, la mezzo Elina Garanca estuvo impresionante y resulto la otra triunfadora de la velada, bellísima voz, perfecta en el fraseo e imponente en escena. Como Enrique VIII, el bajo Carlo Colombara, que aún empezando un poco dubitativo, logro redondear una buena representación encarnando al despiadado Rey. Como Lord Percy, nuestro querido Josep Bros, en un papel que en cierto modo es ingrato, pues el tenor no es un rol principal pero si participa en muchas partes de la obra y tiene dos arias difíciles, que Bros logro solventar con su bello timbre y fraseo, de forma brillante. Por último destacar a Simón Orfila como Lord Rochefort, que tuvo una muy buena aportación al conjunto (habrá que esperar a ver como se luce en su Enrique VIII, en las representaciones del otro Cast). El resto de papeles secundarios en un perfecto nivel, así como también el coro y la orquesta, está última bajo la batuta de Andriy Yurkevych que supo sacar adelante esta obra, que musicalmente es compleja y exigente.

La producción, que en cierto modo es “moderna” e introduce conceptos de modernismo (como lo de que todo el palacio está controlado por cámaras - al estilo GH -) no es la más indicada para una obra de corte tan clásico como esta, pero no entorpece en gran medida tanto la trama como el seguimiento de la misma por parte del público.

Resumiendo, una velada que permanecerá en mis recuerdos como de las noches más emotivas y especiales. Valió la espera de meses para ver este título y este cast. Ahora a espera al domingo 27 (apenas tres semanitas) y vuelta a BCN para ver el otro reparto, con la ilusión de ver el Rey de Orfila y oír tanto a Ganassi como Seymour como a Zapata como Percy.